El cacho de oro, historia verídica.

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Esta es una historia real, que yo hubiera metido al concurso de Master Detector, pero como fui jurado... pues ni hablar, que la disfruten.

El cacho de oro.

Allá por el año de 1993, conocí a la abuela materna de mi futura esposa, a la Sra. Lucila Natarén, en el municipio de Jiquipilas, Chiapas.

Aún la recuerdo como si fuera ayer, de pelo lacio y largo hasta media espalda, siempre peinado con esmero, de vivaces ojos negros que reflejaban una fuerza que su cuerpo ya no podía dar, de piel morena curtida por el sol, de manos fuertes que hablaban de años de arduo trabajo en el campo. Sus arracadas y pulseras de oro parece que la inspiraban a hablar de historias de tesoros.

Doña Luz era un mundo de historias para quien tuviera la paciencia de aguantar la larga cadena que iba entretejiendo, empezaba siempre hablando de la revolución, del movimiento zapatista y mapachista en la región del valle de Cintalapa y Jiquipilas. De como las ocultaba su madre cuando llegaban los soldados al pueblo, en pozos bien disimulados en los alrededores, les embarraba la cara con una pasta de ceniza y agua para que si eran descubiertas, los soldados las vieran “feas”. En alguna ocasión llegaron los soldados de forma tan sorpresiva que se tuvo que ocultar bajo la estufa, en el sitio donde se apilaba la leña, y vio asustada como los soldados entraron y se sentaron a la mesa exigiendo comida. Platicaba que desde su escondite solo veía las botas y las espuelas de los hombres. Esto se repetía con frecuencia, sin importar de cual bando eran los visitantes.

Las grandes fincas de la zona eran asaltadas constantemente, y sus dueños se las tenían que ingeniar para ocultar sus valores, enterraban sus monedas de oro y plata, las ocultaban en sacos de maíz, las encargaban al peón de confianza, y en una ocasión simplemente fueron amontonadas en un cuarto lleno de suero de la fabricación de quesos. Los soldados se las sabían casi todas y registraban muros, chimeneas, norias, patas de camas de latón, cajones de doble fondo, ladrillos sueltos, puertas huecas, etc.

Pero la historia de tesoros ocultos que más le gustaba platicar era aquella en que participó: Su padre se preparaba para viajar al pueblo de Arriaga, donde vendía los productos que cosechaba en el campo, la noche anterior reunió a Doña Luz y sus hermanos en la mesa, todos niños pequeños. A la luz de una lámpara de petróleo desparramó sobre la mesa una gran cantidad de monedas de oro, acercó un gran cuerno de toro que había preparado en forma de alcancía, con tapa y una pequeña hendidura, y pidió a los niños que separaran las moneditas de oro mas pequeñas, y que llenaran el cuerno (probablemente eran monedas de 1 peso oro).

Al terminar, salió el padre de Doña Luz en medio de la noche, fue a enterrar el pesado cuerno de toro, para lo que no tardó mucho. Al día siguiente salió con su carreta de productos al largo y peligroso viaje. Durante el trayecto enfermó y murió de pulmonía en Arriaga. Del cuerno de toro nunca mas se supo, a pesar que lo buscaron intensamente no dieron con el sitio del entierro.

Narraba esta historia Doña Luz y parecía que sus dedos aún sentían esas moneditas, un intenso recuerdo que siempre la acompañó por ser la última noche que vio a su padre. Aseguraba que el “cacho de oro” aún estaba donde su padre lo enterró, y que alguien debía ir a sacarlo.

Doña Luz falleció tiempo después, se llevó sus historias de tesoros y el anhelo de recuperar ese cacho de oro, que estoy seguro era para volver a sentir las manos de su padre, que con tanto esfuerzo las había ganado.


FIN









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Muy bonita historia doc.
Gracias por compartirla con nosotros
¿ OIGA DOC. YA INTENTO BUSCAR "EL CACHO DE ORO"?
Saludos
Jorge Arteaga

Bonita historia Doctor.

Como no queriendo dele una buscada a ese cuerno con un queso adentro de por lo menos 5 kg., sáquele provecho a su detector. No está muy hondo ni retirado.

Gracias Doctor por compartir sus historias.

Saludos.
Juan Jose.

pues si me hubiera tocado ser juez,,,creo que si anduviera sacandose un buen lugar,,felicidades,, excelente historia veridica y como dicen los demas companeros,,ay que rascarle y buscar ese cuernito,,,chance y le toca hacer la carnita alla para todos saludos..

Muy buena historia. Yo me arrepiento hasta ahora de no haber anotado -- ademas no sabìa mucho-- de todas las historias que contaban mi padre y sus amigos durante las noches en el rancho en donde la ùnica cosa para entretenerse era contar historias y a veces solo tengo vagos recuerdos de algunas de ellas pero me serìa imposible escribirlas sin caer en algunos errores o im`resiciones pero siempre es recomendable anotar lo interesante que te puedan contar. Despues de todo las historias o leyendas siempre nacen de algo que realmente sucediò.

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Gracias a todos, estoy tratando de documentar esta historia, la casa y el terreno tienen otro dueño.

Saludos.

Felicidaes Doctor! muy bonita historia y la manera en que la narra.
Saludos a todos los compañeros!

Dr. Cantu.
Lo felicito por su historia.. de verdad que hubiera ganado un buen lugar pero nos dio chanza. (por ser juez)..
La narracion es sabrosa sobre todo se imagina uno los detalles de la finca la abuela platicando deliciosamente esa historia del cuerno lleno de oro enterrado por su padre.. estara todavia enterrado? es un misterio.

felicidades Dr.

ing de minas.