LA MUJER EMPAREDADA

Siguen las ricas y variadas historias que conforman el legado de nuestras costumbres y raíces ancestrales heredadas por la tradición y el tiempo.

LA MUJER EMPAREDADA.


Hace muchos años, allá por la salidad a México; para ser más exactos en la calle del Obraje (José Ma. Chávez), muy cerquita de la famosa esquina de los Cinco Señores, vivía un matrimonio muy bien avenido, no obstante, que la esposa era como diez años más chica que el marido.

El señor se llamaba Don Andrés Castañeda y a ella se le conocía simplemente por Cuca, ignorándose su apelaltivo. De esta unión nació un hijo único que se llamó igual que el padre y que era alegría de ese hogar; que en poco tiempo se desvaneció ya que el señor Andrés murió cuando su hijo aún era adolescente. La mujer le lloró y al sentirse sola se le ocurrió trasladarse a Tepic con unos familiares suyos; dejando su casa, su huerta y su ranchito encargados al compadre.

Andrés pronto se acostumbró a una vida disipada entre juerga y juerga con sus amigotes. Un día se prendió de una hermosa mujer que nomás de verla le quitó el aliento, una muchacha de su edad que marchaba garbosamente llevando un gran cesto de ropa apoyado en la cintura. Vestía muy humilde y sin calzar, pero en eso no reparó el muchacho ya que la morenaza tenía un cuerpo juncal y unos ojazos negros que nomás de verlos atarantaban.

Poco tardó en saber que se llamaba Carmen Ruiz y que hacía poco tiempo se había separado de su marido debido a que continuamente la golpeaba y humilalba, además que no se le conocía ni galán ni pretendiente. Carmen aceptó los galanteos del mancebo, pero el problema es que no se podían casar ya que en aquellos tiempos no existía el divorcio y ella no quería convertirse en la amante de un hombre. Estas noticias corrieron como reguero de pólvora y llegaron a oídas de su madre, la cual previniendo un fuerte desengaño, rápidamente convenció a su hijo de olvidar a esa mujer y volverse a su tierra natal.

El tiempo cobró su interminable cuota y a la postre, Andrés decidió olvidarse de Carmen y pocos meses después de conocer y cortejar a una linda aquicalidense de nombre Concepción, le propuso matrimonio y pronto realizaron felizmente sus sueños e ilusiones. El tiempo pasó; el carácter, la alegría y las zalamerías de Concha acabaron por sepultar el recuerdo de la morena, hasta que un día la muerte volvió por la casa y se llevó a la mujer amada, dejando al pobre hombre viudo y padre de tres hijos. Solo y desamparado se acordó de su madre que ya hacía tiempo había regresado a Tepic y emprendió el viaja para reencontrarse con ella, en donde fue recibido por ésta y su nuevo esposo.

Estando en aquellas tierras, el recuerdo de Carmen (la morenaza de fuego) comenzó a emerger desde su interior a tal grado que decidió buscarla y conseguir sus amores costase lo que le costase. Carmen lo recibió fríamente, aún resentida por el repentino abandono; entonces Andrés le explicó detalladamente lo que había sucedido, le ofreció toda su fortuna y le prometió que se la traería a Aguascalientes, donde sería una gran señora de sociedad presentándola como su esposa. A Carmen lo único que le importó es que ya no tendría esa vida de privaciones y por fin se vislumbraba un mejor futuro de riquezas para ella por lo que no tardó mucho en dar el sí.

Todo fue miel sobre hojuelas, fiesta tras fiesta, y el glamour de la Alta Sociedad era la comidilla en las reuniones diarias en los Clubes Sociales de la época. Andrés ignoraba que su flmante "esposa" llevaba doble vida y que era de cascos ligeros. El tiempo pasó y un día Carmen le pidió permiso para ir a la ciudad de Durango a visitar unos parientes que allá radicaban. El permiso fue concedido y salió de la Villa acompañada de ropa, mozos y mucho dinero rumbo a aquellas tierras.

Pero estando la mujer en Durango comenzó a poner mil pretextos para postergar su regreso y así trascurrieron varios meses, hasta que un día un amigo de Andrés que había estado por ese lugar le contó al buen e inocentón de Andrés la terrible noticia:
¡Carmen le era infiel!. Andrés se resistió a creerlo pero el amigo aquel le dió pelos y señales de los amoríos de su mujer, incluso desde que la presentó como su señora en la población de Agüitas que ya no pudo más y dolido, con coraje y frustración, partió hacia Durango en donde estuvo unos días de incógnito haciendo averiguaciones todavía para constatar que verdaderamente su mujercita le engañaba.

La contundencia de los hechos fue abrumadora y no le quedó otra más que presentarse a casa de los parientes de esa mujer, fingiendo que acababa de llegar a la ciudad y mostrar cariño y entusiasmo por la infiel. Al día siguiente preparó el viaje de regreso junto con su mujer "adorada" y a los pocos días llegó a Aguascalientes.

Al cabo de unos días Andrés contrató a unos albañiles para hacer algunas reparaciones a la casa y un buen día la mujer desapareció y las obras concluyeron. Andrés vistió de luto y cuando las gentes le preguntaban por su mujer, apesadumbrado les contestaba que había fallecido en Guadalajara víctima de una rara enfermedad contraída en Durango. Ya en su vejez, Andrés no había podido cicatrizar la herida de la traición y aún suspiraba por el recuerdo de la hermosa mujer, y cuando ya se preparaba para entregar su alma al Creador, arrepentido y con remordimiento de conciencia, al confesarse con el sacerdote lo terrible de su crimen, se dice que el sacerdote salió de ahí moviendo la cabeza y repitiendo en voz baja: ¡Que Dios te perdone!.

Después de haberle sepultado, la abuela envió a uno de sus nietos a esta ciudad para veder la casona y las demás propiedades y en esas andaba, cuando una noche se le acercó un viejecito de apellido López y le dijo que le contaría en dónde estaba un tesoro enterrrado si le daba algo de él. El muchacho se lo prometió y esa misma noche se dieron mano a la obra, tirando el muro en que el anciano albañil señaló..... ¡Ahí metió el cajón con dinero el Patrón!, señalaba una parte del muro de la casona. Pero lo que encontraron fue bien distinto y horrorizados descubrieron una osamenta sujeta a la pared por unas cadenas pendientes de dos argollas adosadas al muro. Y sólo de esta manera, se descubrió cómo Andrés Castañeda vengó su ultraje, EMPAREDANDO VIVA a la mujer que no supo guardar su honra.

Por muchos años se comentó en todo Aguascalientes la historia de la mujer emparedada y más que a partir de tal descubrimiento, se cuenta que en ese sitio donde ahora es una moderna construcción, se aparece la mujer emparedada, arrastrando las cadenas penosamente, como si con ello arrastrara también el dolor de sus pecados.

buenisimo el relato don salvador realmente me parecio
muy interesante
y con la conclusion de su relato me viene una pregunta a la mente
cuantos cristianos no fueron tratados de la misma manera me refiero
que fueron sepultados en secreto por los ricos hacendados de los ayeres
cuantas haciendas no tendran sus esqueletos en el ropero
gracias por compartir su relato
reciba un saludo desde saltillo coahuila mex.

escalofriante, pero muy bueno, muchas gracias x compartilo mi tio en slp tiene una cazona, ya kiero tener mi detector para ir a darle un pasadita jejeje ahi en la casa hay una virgen maria en la pared , creen que ahi hay dinero, y cunado mi abuela compro la casa ya estaba, esa virgen ahi, pues veremos mas delante que sucede, gracias nuevamente y felicidades, saludos desde tampico, tamps.

Muy buena don Chava como siempre esta narración, pobre mujer no supo valorar el lugar que le habían dado, después de haber fracasado en su primer matrimonio y no quiso aprovechar esta oportunidad...

Compañeros del Foro, nuevamente agradeciendo sus comentarios y lectura de las historias compartidas por un servidor. Espero hacerles grato un momento ameno y reflexivo con estas aportaciones que son todo un complemento en nuestro apasionante hobby.

Un saludo desde la Tierra de la Gente Buena: Aguascalientes.

MUY MUY BUENA HISTORIA DON SALVADOR GRACIAS POR COMPARTIRLA SALUDOS SU AMIGO BORBON

compañero salvador buenisima historia gracias por compartirla con el foro, le deseo mucha suerte y que dios lo bendiga

EXCELENTE
muy buena la historia, me encantan este tipo de anacdotas

a,,no ma,,,,excelente historia

Hoolas, yo me sè una historia parecida, a grandes rasgos se trataba de la hija del Marques de Altamira, quien se enamorò de un joven de buen parecer, pero sin tìtulo ni fortuna, y despès de haber hecho hasta lo imposible por separarlos , el marquès emparedò a la joven marquesita, y de inmediato se mudaron a la ciudad de Mèxico, dejando la hacienda a cargo de un sirviente, pero al pasar el tiempo no regresaron y cuentan que todos los que pasaban por un camino cercano, oìan lamentos y llantos, tanto que hasta que un sacerdote acudiò a ver que pasaba, y entre las ruinas de las habitaciones aùn se mantenìa en pi`e el lugar donde estaba la marquesita por lo que procedieron a hacer un boquete y cuàl fuè su sorpresa,al encontrar el esqueleto de la marquesita, hasta hace algunos años aùn se conservavan restos de las fincas, y el lugar aùn es conocido con el nombrede La Labor del Marquès, y se dice que aùn se escuchan lamentos.