- Pedro CantúAdmin
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Leyenda de Chucho el Roto
Jue 28 Ago 2008, 8:35 pm
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LEYENDA DE CHUCHO EL ROTO
La leyenda de Jesús Arriaga, alias “Chucho el Roto”, se refiere a un astuto joven que aún cuando no nació en Querétaro, fue en esta ciudad donde finalmente fue detenido y encarcelado. Él nació en Santa Ana Chiautempan, en el estado de Tlaxcala en el año de 1858.
La historia como tantas otras, comenzó cuando a la muerte de su padre se vio obligado a dejar sus estudios y dedicarse a trabajar para mantener a su hermana y a su madre. Dada su preparación, pronto pudo conseguir trabajo en un taller de ebanistería en la Ciudad de México y es allí donde comienza la leyenda.
Un buen día llegó un elegante caballero al taller solicitando los servicios de un ebanista y al día siguiente le encomiendan a Jesús que vaya a una elegante casa que se encontraba en lo que entonces se llamaba Paseo de Bucareli, para que examinara una sillería de talla italiana que pertenecía a dos señoritas de la alta sociedad. Allí conoció a Matilde, quién vivía solamente con su tía Carolina; ambos se enamoraron pero no se casaron en razón de la gran diferencia de clases sociales que tenían, sin embargo ella resulta embarazada y tuvieron una hija. Aunque Matilde lo amaba se sentía avergonzaba de él, por ser humilde y pobre. Cuando su tío, Don Diego de Frizac se entera del embarazo de Matilde, salen hacia Europa y no regresa hasta después de dos años, con una niña llamada Dolores, que decían era adoptada.
Entonces Jesús decidió robarse a quién sabía que era su hija y al estar distraída Matilde, la secuestra y se la lleva a casa de su madre y su hermana. Al verse perseguido huye y devuelve a la niña, pero finalmente es detenido y encarcelado, primero en el Distrito Federal y después trasladado al Fuerte de San Juan de Ulúa en Veracruz, que funcionaba como presidio. Este sitio fue famoso por los terribles tormentos de los que allí cumplían sus penas, como por ejemplo dejarles caer una gota de agua en la cabeza día tras día hasta que acabara por perforarla.
En 1885 Jesús logro escapar del penal escondido en un barril lleno de desperdicios y así dio comienzo su nueva vida de astuto bandido e inmejorable estafador. Sus hazañas comenzaron a conocerse en todas partes y con frecuencia publicadas en los diarios, pero su gran fama se daba más por el hecho de que robaba a los ricos, para ayudar a los pobres. El mote de “El Roto” se debía a que para llevar a cabo sus estafas acostumbraba vestir con suma elegancia, al estilo de la gente rica de aquellos tiempos, y que el vulgo bautizó como "rotos" ( elegantes). A lo largo de casi diez años logró realizar sus fechorías, pero era perseguido por las autoridades las cuales lograron apresarlo en Texcoco y llevarlo a la cárcel de Belén, de donde nuevamente logró fugarse.
Se dice que en Querétaro después de un robo muy cuantioso a una joyería, Rómulo Alonso, jefe de la policía queretana, sospecha de un hombre, amigo del dueño del negocio, recién llegado y que no contaba con suficientes referencias, que avalaran su conducta. Al encontrar las joyas hurtadas, enterradas en la cocina del sospechoso, que usaba el nombre de José Vega, comerciante de café, lo detienen. La elegancia y distinción del detenido despierta la suspicacia del jefe de la policía, quién tras de investigar, decide dar aviso a las autoridades de México, por su semejanza con el caso de Jesús Arriaga. En aquellos años el que actualmente conocemos como Palacio de la Corregidora, era utilizado como cárcel y suele decirse que allí estuvo preso Jesús Arriaga, mientras llegaban los agentes de la policía capitalina a detenerlo y trasladarlo.
Los agentes llegaron a Querétaro para llevarse a "Chucho el Roto" nuevamente a la prisión de San Juan de Ulúa en Veracruz, de donde se escapa nuevamente, pero en su intento es descubierto y perseguido en una lancha, que lo detuvo mal herido de una pierna y es devuelto al presido. Lupe, la hermana de Jesús, recibe la noticia de que está herido y avisa a Lolita y a Matilde, trasladándose las tres de inmediato para verlo,
Al someterlo a juicio, el coronel Federico Hinojosa, director del penal ordenó:
¡Que le den doscientos latigazos a ese desgraciado!
Entonces, con mucho orgullo, Chucho el Roto replicó:
No puede ser desgraciado el que roba para aliviar el infortunio de los desventurados ....
Y el director ordenó entonces:
¡Denle trescientos!
El verdugo cumple la orden. Sin embargo, se dice, que previamente recibió mil doscientos pesos oro de manos de Matilde de Frizac, y que esto ayudó para que Jesús no muriera en el acto, pues el verdugo sabía como golpear.
Llevado a la enfermería del hospital más antiguo de Veracruz "Marqués de Montes”, Matilde estuvo frente a Jesús y con humildad le dio un beso en la frente, a aquel hombre a quién había amado con todo su corazón, él le responde con voz entrecortada que la perdona y extendiéndole su mano, murió.
Se sabe que murió en Veracruz, el 25 de marzo de 1894, contando con treinta y seis años de edad. El cuerpo fue recibido por Matilde, Lupe y Lolita su hija. El féretro fue custodiado por guardias contratados por Matilde y trasladado por ferrocarril a la ciudad de México para que se le diera cristiana sepultura.
Hasta hoy nadie sabe donde fue sepultado el cadáver y solamente queda la leyenda de Jesús Arriaga, mejor conocido como “Chucho el Roto”.
Mucho se ha escrito sobre este controvertido personaje y su vida fue trasladada al cine y a la televisión.
Esta leyenda fue redactada por Marisa, tomando como base a los datos publicados en la Enciclopedia Libre Universal en Español.
LEYENDA DE CHUCHO EL ROTO
La historia como tantas otras, comenzó cuando a la muerte de su padre se vio obligado a dejar sus estudios y dedicarse a trabajar para mantener a su hermana y a su madre. Dada su preparación, pronto pudo conseguir trabajo en un taller de ebanistería en la Ciudad de México y es allí donde comienza la leyenda.
Se dice que en Querétaro después de un robo muy cuantioso a una joyería, Rómulo Alonso, jefe de la policía queretana, sospecha de un hombre, amigo del dueño del negocio, recién llegado y que no contaba con suficientes referencias, que avalaran su conducta. Al encontrar las joyas hurtadas, enterradas en la cocina del sospechoso, que usaba el nombre de José Vega, comerciante de café, lo detienen. La elegancia y distinción del detenido despierta la suspicacia del jefe de la policía, quién tras de investigar, decide dar aviso a las autoridades de México, por su semejanza con el caso de Jesús Arriaga. En aquellos años el que actualmente conocemos como Palacio de la Corregidora, era utilizado como cárcel y suele decirse que allí estuvo preso Jesús Arriaga, mientras llegaban los agentes de la policía capitalina a detenerlo y trasladarlo.
¡Que le den doscientos latigazos a ese desgraciado!
Entonces, con mucho orgullo, Chucho el Roto replicó:
No puede ser desgraciado el que roba para aliviar el infortunio de los desventurados ....
Y el director ordenó entonces:
¡Denle trescientos!
El verdugo cumple la orden. Sin embargo, se dice, que previamente recibió mil doscientos pesos oro de manos de Matilde de Frizac, y que esto ayudó para que Jesús no muriera en el acto, pues el verdugo sabía como golpear.
Se sabe que murió en Veracruz, el 25 de marzo de 1894, contando con treinta y seis años de edad. El cuerpo fue recibido por Matilde, Lupe y Lolita su hija. El féretro fue custodiado por guardias contratados por Matilde y trasladado por ferrocarril a la ciudad de México para que se le diera cristiana sepultura.
Hasta hoy nadie sabe donde fue sepultado el cadáver y solamente queda la leyenda de Jesús Arriaga, mejor conocido como “Chucho el Roto”.
Mucho se ha escrito sobre este controvertido personaje y su vida fue trasladada al cine y a la televisión.
Esta leyenda fue redactada por Marisa, tomando como base a los datos publicados en la Enciclopedia Libre Universal en Español.
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