RELATOS DE TESOROS: TESOROS EN CAMPO CUATRO

Jue 21 Mayo 2015, 4:54 pm

TESOROS, y MISTERIOS EN CAMPO CUATRO

Compañeros les comparto mas historias de mi tierra que están enlazadas con la zona acción donde anduvo El Indio Alonso esperando sean de su agrado.

El ferrocarril de vía angosta “COLIMA LUMBER”, se le conocía como “el gusano de fierro”, y transportaba madera la parte más alta del Cerro Grande (campo uno) hoy Lagunitas a La Albarradita en la capital del estado, es puesto en servicio el 6 de marzo de 1906.

Campo Cuatro es una comunidad que está ubicada en medio del “Cerro Grande” , en uno de los siete campos de abastecimiento que a finales del siglo antepasado, la compañía maderera “Colima Lumber Company ” tenía bajo su poder y explotación hasta que fueron expulsados por los villistas dicen algunos, “por las huestes del Indio Alonso” afirman otros. Sea como fuere, ésta comunidad y sus al rededores está llena de leyendas, historias de espantos, ánimas y tesoros; ejemplo de ellos son las historias que a continuación les presentamos.

Don Jesús “Chuy” Pérez, uno de los primeros habitantes del lugar nos comenta: El camino que ustedes ven, por donde suben los carros, realmente es por donde las vías del tren bajaban la madera de la “Colima Lumber Company”, fue un lugar donde muchísima gente de diversas razas, trabajó, vivió y murió; por lo que sus ecos y sus espíritus siguen vagando por acá, como que quedaron encerrados en el espacio, por ello no es raro mirar y escuchar cosas “extrañas”. Una de esas cosas extrañas es lo que se escucha y se ve en el mentado “Corte rojo” o “Corte Colorado”, en donde a mis hijos y a mí, una vez que venían de abajo –del pueblo de Zacualpan- y traíamos bestias con carga de maíz, al llegar a la puerta del guardaganado que está ahí, uno de mis hijos se quedó parado de repente en la puerta de trancas con las bestias que traía jalando.

Entonces, antes de preguntarle cualquier cosa, yo, que ya estaba entrando al “cajón” oí un ruido: como un sonido hueco de máquina de vapor, con todo y su bufar, así que le dije a mi otro hijo que se detuviera para ver qué cosa era ésa, pues ése “cajón” no tiene salida. Imagínense, si era un carro o algo y nos agarra adentro ¡simplemente nos lleva de corbata! El ruido ahí se seguía escuchando, ya poniéndole atención, como que ése sonido ¡era un ruido del tren! ¡sonaba igualito como si fuéramos a encontrarnos con él! ¡como si estuviera entrando al cajón! … nos quedamos parados a un lado ¡y nada pasó! ¡Nada vimos! Lo que sí es que en un instante, de escuchar el ruido por del otro lado del “Corte Colorado” a buenas lo escuchamos delante de nosotros, como si ya hubiera pasado, como si ya fuera lejos, entonces “azuzamos” a las bestias y nos decidimos a pasar, pero en ése momento ¡de nuevo escuchamos el sonido aquel! ¡Iba de vuelta en el mismo cajón! Así pasó en tres ocasiones, como si el tren aquel diera tres vueltas pasó entre el paredón … A la tercera vez, entonces sí nos caló y sentimos un poco de miedecillo. ¡El sonido ése se escuchaba bien claro y fuerte y siempre igual el ruido como si fuera el tren, pero en estos años, de dónde pues!. Así como llegó el mentado ruido, a la tercera vez, así también se fue … Solo entonces al ya no escucharlo, decidimos ahora sí, pasar lo más rápido posible, con rumbo a la casa…

Pero ese no es el único ruido extraño que por ahí se escucha.
Hay personas que aseguran que por las noches silenciosas y tranquilas, por los caminos, se escuchan los motores de “carros madereros” como si vinieran bajando del lado de “Lagunitas” o del “Campo Uno” coches de los que no se ven sus luces ni se les ve pasar. .. Así de cosas extrañas suceden en los al rededores de “Campo Cuatro” De eso del sonido del tren, cuenta don Chuy, no hace tanto, tendrá cuando mucho, unos cuatro años.

Por ese mismo corte, muy cerca de ahí don José Iglesias, alegre habitante del mismo lugar, nos cuenta: ahí tienen que había una parte del camino, cerca de un paredón, donde mi burra, cada vez que pasaba no quería caminar muy bien, lo hacía a disgusto: ¡nomás arremolinaba y movía las orejitas y atrancaba sus patitas! ¡Las hundía en la tierra! Y solo con varios chicotazos fuertes, era como la hacía caminar. Pero no sólo eso pasaba, porque al mismo tiempo que la burra se detenía, un fuerte sonido, como de “cadenas cayendo” o de monedas aventadas a “chorro” se dejaba escuchar, por lo que yo sabía o, al menos presentía, que ahí debía haber algún tesoro o entierro de algún cristero, bandido o ¡que se yo! La cosa es que nunca traté de buscarlo o sacarlo, pues mi mamá me decía “lo que no trabajamos, no es de uno”, por eso nunca traté de sacarlo. Así pasaron los años, hasta que un día, llegó a ese corte un señor con una “mano de chango” quien según eso, venía a sacar material y a componer el camino. Al verlo, yo le dije:
-Póngase vivo, eh, porque ahí donde usted está trabajando ¡hay dinero!... Así que si encuentra algo, nos vamos a michas por haberle avisado …

Así le dije, entre broma… No pasaron ni dos días, cuando unos señores que venían de “abajo” llegaron preocupados porque se habían encontrado con el paredón aquel donde estaba el señor trabajando, a la “mano de chango” sola, abandonada y con el motor prendido ¡pero sin el maquinistas! .. Varias personas del pueblo fuimos hasta allá para ver si no le había sucedido alguna desgracia al hombre, ¡pero nada! ¡Ni las luces del cristiano aquel! Lo único que si encontraron por ahí, fue un hoyo en el paredón, estaba a flor del “paredón” y era de grande como lo ancho de una persona. ¡Eso sí! el mentado hueco estaba vacío, unas personas que venía de “abajo” por los “enderezaderos”, al encontrarnos ahí, nos comentaron que horas atrás cuando apenas estaban empezando a subir el cerro, se habían encontrado al maquinista bien nervioso y casi corriendo, que habían visto que el hombre llevaba “algo” envuelto en su chamarra y que por ir tan rápido ni siquiera les contestó el saludo … ¿Habría encontrado un tesoro?
Según don José Iglesias, así fue, por ello jamás se volvió a ver por esos rumbos al “operador”; incluso aún hoy, la casa donde vivía en Zacualpan ¡está completamente abandonada!