El Lingote Abandonado

¡Hola foreros!

He estado ausente por unos meses, sin embargo mi interés sigue en pie aún cuando estuve concentrado en finalizar mi maestría. Ahora bien, por fin regreso y espero disfrutar mi estancia en su compañía, les agradezco su atención y les dejo un pequeño relato de mi autoria, espero que lo disfruten.

¡Saludos!

El Lingote Abandonado



César D., es un viejo amigo oriundo de esta ciudad. Conocido por mi hermano menor, desde que cursaron estudios preparatorios en la calle céntrica de Arteaga. Ambos supieron congeniar en los tres años del curso y en la actualidad se frecuentan para charlar de cosas sin importancia. Sus vicisitudes resultaban de los jóvenes de ahora: las novias, los cuates, el futbol, las maquinitas, el relajo en clases y demás.

En la actualidad, él se desempeña como abogado litigante. La carga de trabajo no le permite tener contacto cercano con todo el círculo de amigos de la preparatoria. Sin embargo tampoco se ha mantenido distante y a veces aparece cuando ellos organizan alguna reunión para darle seguimiento a los desmanes que tanto recuerdan en sus épocas mozas.

César no estaba enterado a fondo sobre tesoros, pero tampoco ignoraba el tema. Esta ciudad de Querétaro, al tener en su zona céntrica cientas de casas y parroquias antiguas, que datan desde su fundación, es decir, en la primera mitad del siglo XVI, y continuando básicamente en el periodo virreinal e independentista en donde el última “gran” templo que es el de Santa Rosa de Viterbo, fue erigido por el reconocido arquitecto Mariano de las Casas en la segunda mitad del siglo XVIII, tiene cientos y miles de historias de tesoros, fantasmas, sótanos y túneles ocultos y demás aspectos que son recurrentes en nuestra noble actividad.

De esta forma, cualquier queretano tiene aunque sea, una noción mínima de historias de tesoros ocultos y descubiertos de forma accidental principalmente. Las charlas entre amigos van y refuerzan el ambiente con temas de apariciones fantasmales y otros sucesos interesantes. Por lo que César inmerso en este ambiente citadino colonial, sabe un par de historias que consideró necesarias de compartir.

En alguna reunión, sin hablar sobre tesoros, de un momento comienza la charla sobre fantasmas, que de un comentario aparentemente trivial, ellos se adentran en medio de la noche fría, y a la sazón de unas cervezas frías, en una plática que duraría largo rato y cada amigo contaría las propias, de repente las miradas se tensan y las historias van y vienen. Obviamente, el tema de tesoros sale forzosamente.

Y César, un chavo con semblante tímido aunque tampoco retraído, comparte una experiencia que había tenido lugar hacía apenas un par de meses anteriores a esta reunión. Y como buen relator, decide llevar al grupo de cuates a una casa antigua y abandonada (ubicada en la calle donde anteriormente se encontraban las oficinas del Diario de Querétaro).

Cabe mencionar que tuvieron que caminar unas cuantas cuadras para llegar a ese inmueble, que dada su condición de deterioro, el acceso por medio de la puerta principal no era obstá******, tan solo había que empujarla y listo, de un momento a otro, se encontraban en un lugar derruido, lleno de escombros y maleza por doquier.

Esta casa al tener una extensión considerable, tenía en su interior aparte de ruina, también basura de los transeúntes que al pasar, se deshacen de lo sobrante que llevan en mano y lo arrojan por las antiguas ventanas de madera y herrajes fuertes.

En la parte trasera, un pequeño huerto en el que todavía sobreviven algunos guayabos y aguacates pero con plaga y descuido. Mucha extensión de sus viejos muros está pintada por grafitis de aquellos que se internan y utilizan además el espacio como medio clandestino para ingerir drogas.

Con los nervios de punta, estos osados muchachos ingresan y esquivando basura y escombros, observan temerosos la negrura de sus cuartos húmedos y fétidos a orines. César se desplaza con seguridad lo que refiere que ya conocía la construcción, esto les extraña a algunos de ellos y cuando le urgen que relate la historia, se adentran a la antigua sala que tiene ventana a la calle.

Con poca luz del exterior, César narra que apenas dos meses atrás, su jefe, el licenciado A., acude a este lugar con el interés de realizar los trámites para la apropiación de la casa, que mediante una secuencia de pasos tipificados en la ley, el licenciado iba a ser propietario legítimo de este inmueble que no aparecía en el Registro Público de la Propiedad o más bien no aparecía dueño en dicho registro.

La táctica es simple, mediante un procedimiento legal, que involucra pagar prediales de años anteriores y otros trámites, en unos años las autoridades adjudican la propiedad al interesado. Este al obtener esta autorización, entonces restaura la propiedad lo que le requiere cierto costo, una vez finalizada la vende y por su posición y antigüedad, a veces resultan en una inversión que le supera en mucho de su gasto inicial.

Y para no alargar más el asunto, César comenta que el licenciado a punto estuvo de dejar atrás este proyecto, ya que hay “algo” en la casa que lo mantiene intranquilo y siente que siempre que va algo o alguien lo observa. Este detalle no sucede en otros inmuebles similares que han pasado a su propiedad mediante la misma estrategia legal, sin embargo se mantenía firme además de que no tenía pretensiones de quedarse a vivir en la casa, haría lo mismo que hizo con las demás.

De un momento los muchachos siente temores bien fundados, ya que el ambiente generado era tenso y de un de repente uno que otro mira a los lados, al fondo del comedor, entre las puertas oscuras y la calle silenciosa.
César finaliza la charla, señalando el techo de vigas aún erecto en esta parte de la casa, en donde mediante una luz de xenón que emite con su teléfono celular, señala con precisión la oquedad que flanquea la viga de madera, en donde su jefe, un par de semanas atrás, sin haber hecho siquiera labor de prospección, se da cuenta que un objeto rectangular está ubicado al fondo de este espacio que le despertó una duda inquietante.

Tan fácil, de esta forma el licenciado regresa a su casa, sube una escalera doble de aluminio a su camioneta y al regresar, la coloca, sube con cuidado y con esa tranquilidad, mira ese objeto, introduce la mano al fondo que no era extenso, lo retira en medio de telarañas y polvo y de cerca confirma su sospecha, un pequeño lingote de oro puro. Reluciente.

Sí, uno solo, el licenciado se encargó de buscar en toda la casa, en los techos que lo permitían y no encontró más. Sin embargo, este lingote (que ni siquiera forma definida tenía, más bien era un barra rústica pero de oro), que de acuerdo a su cálculo, media unos 5cms de ancho por 15cms de largo y 5cms de espesor, iba a ser de ayuda (en palabras de A.) para la posterior restauración de la vivienda cuando pasara a su propiedad.

Y aquí viene siempre la historia típica de nuestra afición. Resulta ser que ese día César iba a acompañar a su jefe a esta vivienda, porque después iban a ir a unos juzgados a dejar unos documentos. Al momento de ir saliendo de la oficina, su jefe recibe una llamada y le pide a César bajar del vehí****** para que atendiera al cliente importante que está en la bocina, el jefe además le dice que él se adelanta y que mejor se veían en el turno de la tarde, que ya se retirara a su casa a comer.

Obviamente en un principio César miró con buenos ojos esta llamada telefónica, que lo salvó de un par de horas de trabajo y se retiró a su hogar y hasta ayudó a su mamá a preparar la comida. Al día siguiente que se entera de este hallazgo, no hizo más que maldecir su suerte, ya que como abogados, ellos saben que al encontrar este lingote, al no haber dueño formal del inmueble, entonces es propiedad del o los que lo encuentren. Por lo que legalmente el licenciado A. tendría la obligación legal de compartir la parte proporcional del valor del objeto a César, y el 10% al gobierno.

Esto no se otorgó al gobierno como podrán imaginar y menos a César, ya que la circunstancia le aventajó completamente a su jefe, sin embargo, César tiene la leve sospecha que su jefe al vender este lingote, con el dinero que obtuvo, al mes siguiente llevó a todo el despacho jurídico de su propiedad (estamos hablando de 3 abogados, una secretaria, un chofer y una aseadora del inmueble) con sus respectivas familias, incluyendo hijos, al puerto de Acapulco por una semana entera.

Esta experiencia atenuó la frustración de César, que a final de cuentas considera que alguna parte obtuvo de ese hallazgo, aunque no haya sido monetaria.

Y para cerrar con broche de oro la charla de los amigos, al momento de terminar el relato de esta experiencia, César maldice nuevamente su suerte, ya que de cualquier forma él hubiera preferido el dinero en efectivo. Al momento se escucha un gran estruendo en la puerta de metal de la calle, tan fuerte como si hubiera sido una patada enérgica que azotó su superficie.

Ellos no se quedaron más (obviamente), corrieron despavoridos y no pararon dos calles adelante realmente espantados. Una vez recuperado el aliento,en silencio todos, César los miró y les dijo: “con eso me dijo que no era para mí, ¿no?”
Todos asentaron, siguieron caminado y se despidieron al rato, no volverían a reunirse sino en varios meses.

Espero que les haya agradado, reciban un saludo.

GeoTec Prospectiva.

Bienvenido nuevamente, paisano
muy buena historia, suele pasar bastante seguido que la gente ya sea por accidente o suerte, sin buscar encuentran algun tesoro

Saludos
Jorge Arteaga

Hola Jorge.

Pásame tu número telefónico por MP y organizamos una charla. Necesito desenpolvar ese GPR.

Saludos.

Excelente relato GTP-QRO, ya se le extrañaba por el foro, esperamos tenerlo mucho tiempo por aqui.


Saludos.

QUE GUSTAZO LEERLE UNA VEZ MAS COMPAÑERO "POSADAS"YA SE LE EXTRAÑABA MUCHO ACA POR EL FORO,INTERESANTE HISTORIA DE EL LINGOTE DE ORO,SALUDOS CORDIALES Y GRACIAS POR COMPARTIR ESTA MUY BUENA HISTORIA;)

Igualmente que bien que estas de regreso,,,buena anecdota,,,esperemos reinicies actividades en este rubro con el pie derecho,,saludos y que bien que reactivas tu equipo.

wow!!! que bonito relato, saludos, bye.

Les agradezco sus comentarios.

Un abrazo Héctor!....

BUENA HISTORIA BROTHER,,,,BUENAS VIVRAS SALUDOS!!!!!!