- Pedro CantúAdmin
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Localización : Nuevo León
Frase Célebre : -Si las cosas fueran fáciles, hasta yo las haría.
Fecha de inscripción : 05/12/2007
Puntos : 13465
Hacienda de Santa Cruz, Fresnillo.
Lun 31 Mar 2008, 8:46 am
.
El municipio que nunca lo fue.
Arturo Torres / IMAGEN
El silencio se escucha con claridad en este lugar, escenario de un centenar de historietas sobrenaturales. Sus muros guardan un diario que data desde el siglo XVII. A 20 kilómetros de Fresnillo, por la carretera a El Salto, se ubica una de las joyas históricas de El Mineral, se trata de la Hacienda de Santa Cruz, sitio que un día fue considerado cabecera municipal. Todavía en 1933, cuando Lázaro Cárdenas del Río se albergó en este lugar para hacer campaña política, la Hacienda de Santa Cruz tenía un promedio de 5 mil habitantes, lo que significaba un gran movimiento económico en su interior.
A inicios del siglo XVII, la hacienda perteneció a Gaspar de Larrañaga, quien le vendió al Marqués de Altamira, Don Pedro Sánchez de Tagle, después la propiedad pasó al Capitán Antonio Sánchez Dovalina. Siendo propiedad del capitán Antonio Sánchez, la hacienda se componía de 27 sitios de ganado mayor, seis caballerías de tierra, una huerta de árboles frutales y una capilla. En 1711, la hacienda era ya propiedad de Capitán Don Onofre Sánchez Dovalina y Villaseñor, estaba valuada en 26 mil 972 pesos de oro común y se le conocía como la hacienda de San Nicolás de la Santa Cruz. A principios del siglo pasado (1810) la hacienda fue propiedad del doctor Ignacio Antonio de Urrutia, que vendió el 4 de mayo de 1831 a Don Joaquín Llaguno. En 1874, Gabriel García, gobernador de Zacatecas, declaró cabecera de la municipalidad a la H a c i e n d a de Santa Cruz. Pero por la carencia de autoridades municipales nunca se gestionó un presupuesto para su desarrollo y la declaración de municipalidad quedó en el olvido.
Hoy, después de casi 300 años de su fundación luce en ruinas, con un templo en donde sólo se escucha el cantar de las aves y el ruido que generan los árboles con el soplido del viento. Sus habitaciones sólo albergan nidos de aves. Se ilumina con los rayos del sol que penetran por algunos huecos en los techos antiguos de madera. En pleno auge, la hacienda contaba con estancias de ganado, campos agrícolas, y el interior de su casco una fábrica de jabón de la cual sólo sobreviven dos chimeneas. Tenía además salones de trasquila, matanza, obraje, caballerizas, graneros, la casa grande y un pocos más adelante los baños, donde brota un manantial de aguas tibias que todo el tiempo alimenta a los campos colindantes. La señorial hacienda, construida y diseñada por españoles, tiene también, frente a la entrada principal su propio panteón en el que todavía hay criptas que datan desde 1800. La falta de mantenimiento denota un daño irreversible en las lápidas, por lo que es imposible verifi car los nombres de quienes descansan eternamente ahí.
El último poblador
Después de casi tres siglos sólo tiene un habitante, Roberto Carrillo Enríquez, de 76 años, que se aferra a vivir en éste lugar desolado, “aquí nací y aquí pienso morir si los patrones me lo permiten”. Su rostro evidencia los 76 años que ha atestiguado la historia de la hacienda, “todos se fueron por la pobreza que imperó, aunque algunos por otros motivos”. Con gran nostalgia, Roberto recuerda cundo jugaba en el centro de la plaza principal, “era un lugar lleno de vida, de actividad. Hoy sólo quedo yo y mis animalitos”. Cada mes, platica, la iglesia se llenaba de gente porque se oficiaba una misa de acción de gracias por el trabajo, “fue un templo maravilloso, hoy sólo quedan ruinas por la agresión de vándalos”. “Mis abuelos me platicaban que en sus tiempos fue una hacienda maravillosa y con gran movimiento, había mucho que comer, hoy veces como y veces no”. Con la mirada clavada en las vetustas rocas, el anciano rememora otros tiempos, “fui testigo del lento salir de las familias con sus cajitas llenas de pertenencias en busca de nuevos horizontes. “Todos se fueron y me quede solo, después de escuchar las risas de los niños, hoy sólo escucho al viento”. De las historias sobrenaturales comenta: “Mucha gente dice que aquí espantan, yo la verdad no he visto nada, pero hay gente que afirma ver niños jugando en la plaza por las noches, personas paradas en la entrada principal y así”.
El vandalismo
Javier Ibarguengoitia, actual propietario de la hacienda, dijo con tristeza que es imposible restaurarla, “aún más cuando enfrentamos un ataque grandísimo por los malvivientes que sólo vienen a destruir”. Expresó su gran deseo porque la población comprenda la importancia histórica del edificio, “deberían ayudarnos a conservarlo, tan sólo no dañándolo, ya que guarda en su interior secretos por más de dos siglos”.
http://201.120.149.127/2005/01/09/estado1.htm
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El municipio que nunca lo fue.
Arturo Torres / IMAGEN
El silencio se escucha con claridad en este lugar, escenario de un centenar de historietas sobrenaturales. Sus muros guardan un diario que data desde el siglo XVII. A 20 kilómetros de Fresnillo, por la carretera a El Salto, se ubica una de las joyas históricas de El Mineral, se trata de la Hacienda de Santa Cruz, sitio que un día fue considerado cabecera municipal. Todavía en 1933, cuando Lázaro Cárdenas del Río se albergó en este lugar para hacer campaña política, la Hacienda de Santa Cruz tenía un promedio de 5 mil habitantes, lo que significaba un gran movimiento económico en su interior.
A inicios del siglo XVII, la hacienda perteneció a Gaspar de Larrañaga, quien le vendió al Marqués de Altamira, Don Pedro Sánchez de Tagle, después la propiedad pasó al Capitán Antonio Sánchez Dovalina. Siendo propiedad del capitán Antonio Sánchez, la hacienda se componía de 27 sitios de ganado mayor, seis caballerías de tierra, una huerta de árboles frutales y una capilla. En 1711, la hacienda era ya propiedad de Capitán Don Onofre Sánchez Dovalina y Villaseñor, estaba valuada en 26 mil 972 pesos de oro común y se le conocía como la hacienda de San Nicolás de la Santa Cruz. A principios del siglo pasado (1810) la hacienda fue propiedad del doctor Ignacio Antonio de Urrutia, que vendió el 4 de mayo de 1831 a Don Joaquín Llaguno. En 1874, Gabriel García, gobernador de Zacatecas, declaró cabecera de la municipalidad a la H a c i e n d a de Santa Cruz. Pero por la carencia de autoridades municipales nunca se gestionó un presupuesto para su desarrollo y la declaración de municipalidad quedó en el olvido.
Hoy, después de casi 300 años de su fundación luce en ruinas, con un templo en donde sólo se escucha el cantar de las aves y el ruido que generan los árboles con el soplido del viento. Sus habitaciones sólo albergan nidos de aves. Se ilumina con los rayos del sol que penetran por algunos huecos en los techos antiguos de madera. En pleno auge, la hacienda contaba con estancias de ganado, campos agrícolas, y el interior de su casco una fábrica de jabón de la cual sólo sobreviven dos chimeneas. Tenía además salones de trasquila, matanza, obraje, caballerizas, graneros, la casa grande y un pocos más adelante los baños, donde brota un manantial de aguas tibias que todo el tiempo alimenta a los campos colindantes. La señorial hacienda, construida y diseñada por españoles, tiene también, frente a la entrada principal su propio panteón en el que todavía hay criptas que datan desde 1800. La falta de mantenimiento denota un daño irreversible en las lápidas, por lo que es imposible verifi car los nombres de quienes descansan eternamente ahí.
El último poblador
Después de casi tres siglos sólo tiene un habitante, Roberto Carrillo Enríquez, de 76 años, que se aferra a vivir en éste lugar desolado, “aquí nací y aquí pienso morir si los patrones me lo permiten”. Su rostro evidencia los 76 años que ha atestiguado la historia de la hacienda, “todos se fueron por la pobreza que imperó, aunque algunos por otros motivos”. Con gran nostalgia, Roberto recuerda cundo jugaba en el centro de la plaza principal, “era un lugar lleno de vida, de actividad. Hoy sólo quedo yo y mis animalitos”. Cada mes, platica, la iglesia se llenaba de gente porque se oficiaba una misa de acción de gracias por el trabajo, “fue un templo maravilloso, hoy sólo quedan ruinas por la agresión de vándalos”. “Mis abuelos me platicaban que en sus tiempos fue una hacienda maravillosa y con gran movimiento, había mucho que comer, hoy veces como y veces no”. Con la mirada clavada en las vetustas rocas, el anciano rememora otros tiempos, “fui testigo del lento salir de las familias con sus cajitas llenas de pertenencias en busca de nuevos horizontes. “Todos se fueron y me quede solo, después de escuchar las risas de los niños, hoy sólo escucho al viento”. De las historias sobrenaturales comenta: “Mucha gente dice que aquí espantan, yo la verdad no he visto nada, pero hay gente que afirma ver niños jugando en la plaza por las noches, personas paradas en la entrada principal y así”.
El vandalismo
Javier Ibarguengoitia, actual propietario de la hacienda, dijo con tristeza que es imposible restaurarla, “aún más cuando enfrentamos un ataque grandísimo por los malvivientes que sólo vienen a destruir”. Expresó su gran deseo porque la población comprenda la importancia histórica del edificio, “deberían ayudarnos a conservarlo, tan sólo no dañándolo, ya que guarda en su interior secretos por más de dos siglos”.
http://201.120.149.127/2005/01/09/estado1.htm
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Detenidos por entrar sin pemiso y causar daños.
Lun 31 Mar 2008, 8:52 am
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Causan daños jóvenes irrespetuosos
Ma. de Jesús Ávila/IMAGEN
La ex hacienda de Santa Cruz (Ma. de Jesús Avila/IMAGEN)
Fresnillo, Zac.-De puro cotorreo y sin imaginar que violentaban la ley, 16 personas, entre ellas cinco mujeres todas menores de edad, fueron arrestadas por elementos del equipo antimotín quienes recibieron la denuncia de la dueña de lo que queda de la Hacienda Santa Cruz. El operativo nocturno atendió al llamado de María de los Ángeles Carrillo, la cual informó que no es la primera ocasión en que las personas ingresan, llegan en vehículos, juegan, gritan, toman y demás, pero sobre todo irrumpen propiedad ajena.
La ofendida, manifestó que los muchachos suelen causar daños en el alambrado, con esto permiten el paso a los animales y he perdido hasta cabezas de ganado sólo por el descuido y las jugarretas de gente sin trabajo, manifestó la molesta mujer que denunció el hecho. El primer comandante del equipo antimotín, Lázaro Vidales manifestó que entre los detenidos se encuentran trece menores de edad, y lo que es mas grave, no piden permiso ni dicen a donde van a sus padres. El patrullas llegaron desde la comunidad de Tapias de Santa Cruz ubicada al lado poniente del centro de la ciudad, los jóvenes al filo de las 21:40 horas del viernes, fueron trasladados a los separos acusados de allanamiento de morada y daño en propiedad ajena. Al respecto el juez de barandilla solicitó la presencia de los padres de las menores Lizbeth González Marroquín, Brenda Gutiérrez Alonso, Patzy Contreras Ruges, Alejandra Román Jaramillo y Angélica Monje Sarmiento. Se llegaron a acuerdos, la ofendida solicitó que no se volvieran a parar en sus propiedades, y ya sin denuncia los padres, de familia tuvieron que pagar una multa correspondiente a la sanción y a los daños originados.
http://201.120.149.127/2002/11/17/notaroja3.htm
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Causan daños jóvenes irrespetuosos
Ma. de Jesús Ávila/IMAGEN
La ex hacienda de Santa Cruz (Ma. de Jesús Avila/IMAGEN)
Fresnillo, Zac.-De puro cotorreo y sin imaginar que violentaban la ley, 16 personas, entre ellas cinco mujeres todas menores de edad, fueron arrestadas por elementos del equipo antimotín quienes recibieron la denuncia de la dueña de lo que queda de la Hacienda Santa Cruz. El operativo nocturno atendió al llamado de María de los Ángeles Carrillo, la cual informó que no es la primera ocasión en que las personas ingresan, llegan en vehículos, juegan, gritan, toman y demás, pero sobre todo irrumpen propiedad ajena.
La ofendida, manifestó que los muchachos suelen causar daños en el alambrado, con esto permiten el paso a los animales y he perdido hasta cabezas de ganado sólo por el descuido y las jugarretas de gente sin trabajo, manifestó la molesta mujer que denunció el hecho. El primer comandante del equipo antimotín, Lázaro Vidales manifestó que entre los detenidos se encuentran trece menores de edad, y lo que es mas grave, no piden permiso ni dicen a donde van a sus padres. El patrullas llegaron desde la comunidad de Tapias de Santa Cruz ubicada al lado poniente del centro de la ciudad, los jóvenes al filo de las 21:40 horas del viernes, fueron trasladados a los separos acusados de allanamiento de morada y daño en propiedad ajena. Al respecto el juez de barandilla solicitó la presencia de los padres de las menores Lizbeth González Marroquín, Brenda Gutiérrez Alonso, Patzy Contreras Ruges, Alejandra Román Jaramillo y Angélica Monje Sarmiento. Se llegaron a acuerdos, la ofendida solicitó que no se volvieran a parar en sus propiedades, y ya sin denuncia los padres, de familia tuvieron que pagar una multa correspondiente a la sanción y a los daños originados.
http://201.120.149.127/2002/11/17/notaroja3.htm
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- Pedro CantúAdmin
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Localización : Nuevo León
Frase Célebre : -Si las cosas fueran fáciles, hasta yo las haría.
Fecha de inscripción : 05/12/2007
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Vídeo de la capilla.
Lun 31 Mar 2008, 8:55 am
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- GoonieExperto del Foro
- Cantidad de envíos : 532
Edad : 34
Localización : Morelos
Frase Célebre : Los tesoros existen
Fecha de inscripción : 16/12/2008
Puntos : 6756
Re: Hacienda de Santa Cruz, Fresnillo.
Mar 20 Ene 2009, 1:31 am
La leyenda del diablo
El señor Fortunato Juárez, aficionado a las historias de Fresnillo, platica una leyenda reciente sobre la aparición del diablo en una de las haciendas abandonadas.
Cuatro jóvenes habían escuchado hablar de una vieja hacienda en el municipio de Fresnillo, Zacatecas. Sus restos se ubican a 15 kilómetros de la cabecera municipal. Para llegar, es forzoso el paso por la carretera federal 32, que conduce a Valparaíso, y dar vuelta a la derecha e internarse a la ruta estatal que lleva a las comunidades fresnillenses El Salto, Buenavista de Trujillo y Ábrego Buscando aventura, llevaron cámaras digitales con tecnología infrarroja. Antes de entrar al casco, uno de ellos pidió a los otros leer una oración que los protegiera de cualquier peligro.
Al entrar, los cuatro muchachos comenzaron a sentir los hombros pesados y mucha tristeza.
Aun así uno de ellos comenzó a fotografiar cada rincón, mientras otro anotaba en un cuaderno. Los demás estaban pendientes del equipo de monitoreo, mismo que en un patio registró mayor concentración de energía.
El primer joven que llegó a ese patio quiso examinar un cuarto sellado en el fondo. Al acercarse, llevó sus manos a la cabeza y comenzó a gritar. Primero fue el ataque de ira, luego la depresión.
Los otros llegaron corriendo. Mientras dos de ellos preguntaban al afectado por su salud, el otro confirmó que el cuarto sellado era el único con bóveda, y estaba inaccesible desde cualquier ángulo. Después diría a sus compañeros que estaba seguro de que un hombre o animal los veía desde adentro.
Uno de los muchachos acompañó a su compañero a la camioneta. Los dos que permanecieron frente a la puerta vieron una sombra parada tras una columna de la puerta, en posición de guardia e inmóvil, como esperando alguna orden.
En ese momento comenzó a gritar el acompañante del afectado, quien sudaba con mucha fiebre. El conductor encendió el vehículo, avisando a sus compañeros que debían volver otro día para fotografiar a la sombra.
Cuando pensaban que todo había terminado por esa noche, y el muchacho comenzaba a aliviarse, apareció en carretera un auto negro con vidrios polarizados que venía de frente, en el mismo carril y a toda velocidad, para embestirlos.
Las maniobras certeras aunque precipitadas del conductor evitaron la tragedia.
Estaban en la orilla de la carretera, todavía gritando. Ninguno había visto al coche desde lejos, juraron que había aparecido de la nada. No atinaban a describir cómo, pero ya guardaban la seguridad de que se habían enfrentado a algo paranormal.
“El diablo”, dijo quien había sufrido los ataques de ira y depresión. Los demás callaron.
Con su incursión a la ex-hacienda, habían molestado a algo tenebroso que ahora no sólo los quería lejos, sino también muertos.
El señor Fortunato Juárez, aficionado a las historias de Fresnillo, platica una leyenda reciente sobre la aparición del diablo en una de las haciendas abandonadas.
Cuatro jóvenes habían escuchado hablar de una vieja hacienda en el municipio de Fresnillo, Zacatecas. Sus restos se ubican a 15 kilómetros de la cabecera municipal. Para llegar, es forzoso el paso por la carretera federal 32, que conduce a Valparaíso, y dar vuelta a la derecha e internarse a la ruta estatal que lleva a las comunidades fresnillenses El Salto, Buenavista de Trujillo y Ábrego Buscando aventura, llevaron cámaras digitales con tecnología infrarroja. Antes de entrar al casco, uno de ellos pidió a los otros leer una oración que los protegiera de cualquier peligro.
Al entrar, los cuatro muchachos comenzaron a sentir los hombros pesados y mucha tristeza.
Aun así uno de ellos comenzó a fotografiar cada rincón, mientras otro anotaba en un cuaderno. Los demás estaban pendientes del equipo de monitoreo, mismo que en un patio registró mayor concentración de energía.
El primer joven que llegó a ese patio quiso examinar un cuarto sellado en el fondo. Al acercarse, llevó sus manos a la cabeza y comenzó a gritar. Primero fue el ataque de ira, luego la depresión.
Los otros llegaron corriendo. Mientras dos de ellos preguntaban al afectado por su salud, el otro confirmó que el cuarto sellado era el único con bóveda, y estaba inaccesible desde cualquier ángulo. Después diría a sus compañeros que estaba seguro de que un hombre o animal los veía desde adentro.
Uno de los muchachos acompañó a su compañero a la camioneta. Los dos que permanecieron frente a la puerta vieron una sombra parada tras una columna de la puerta, en posición de guardia e inmóvil, como esperando alguna orden.
En ese momento comenzó a gritar el acompañante del afectado, quien sudaba con mucha fiebre. El conductor encendió el vehículo, avisando a sus compañeros que debían volver otro día para fotografiar a la sombra.
Cuando pensaban que todo había terminado por esa noche, y el muchacho comenzaba a aliviarse, apareció en carretera un auto negro con vidrios polarizados que venía de frente, en el mismo carril y a toda velocidad, para embestirlos.
Las maniobras certeras aunque precipitadas del conductor evitaron la tragedia.
Estaban en la orilla de la carretera, todavía gritando. Ninguno había visto al coche desde lejos, juraron que había aparecido de la nada. No atinaban a describir cómo, pero ya guardaban la seguridad de que se habían enfrentado a algo paranormal.
“El diablo”, dijo quien había sufrido los ataques de ira y depresión. Los demás callaron.
Con su incursión a la ex-hacienda, habían molestado a algo tenebroso que ahora no sólo los quería lejos, sino también muertos.
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