- escorpio500Identidad Certificada
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Maxcorro en Zacatecas y Jalisco ... continúa
Jue 21 Feb 2013, 7:44 pm
EL ÁGUILA EN UN NOPAL DEL GRAN TUNAL
Después de visitar, los escondrijos que había en el Gran Tunal y designarles a cada uno de los huachichiles, cuevas, túneles y grutas, todos se fueron a dormir, sólo Maxcorro, sentado bajo los rayos de la luna, reflexionaba acerca de todos los acontecimientos y responsabilidades vividos en unas cuantas horas. Ahora pesaba sobre su espalda una misión, la cual nunca imaginó: el suplir a su abuelo. Eso lo volvió un elegido y en su mente aún resonaban las palabras que le dirigiera su tata: —Maxcorro hoy tengo que estar en el centro ceremonial mayor, pero no me siento bien de salud, por eso quiero que ocupes mi lugar, quiero que todos los acuerdos que se tomen por el Gran Jefe, tú deberás aceptarlos, aún si se pide tu vida, ofréndala—. Precisamente por eso, Maxcorro se propuso desde un principio cuidar de los secretos y ser enterrado vivo, mas sin embargo otras fueron las decisiones y ahora debía cumplirlas, junto con los demás caudillos y ya no había marcha atrás. Sus recuerdos de niñez, pasaron por su mente, su abuelo fue el eje central en su vida, su guía y su fortaleza ya que desde que contaba con sólo seis meses de nacido su padre murió. De ahí en adelante Caucan o sea su tata se responsabilizó de las enseñanzas de la cacería y los buenos consejos, que fueron formando su espíritu. Recordaba cuando por las noches el Caucan Yastanaqui le contaba las historias de sus abuelos y una de ellas fue de cómo llegaron al Tunal. Los ancestros habían llegado buscando el lugar ideal para vivir, pero no debía ser cualquier parte, sino que debían obedecer a las predicciones hechas muchos años antes, siendo: "Donde encuentren un águila parada sobre un nopal y esté devorando una serpiente, ese será el lugar elegido". Así de esa manera vivían errantes, buscando la señal; cuando ello iban llegando al Tunal (hoy municipio de Pinos), vieron un gran águila y estaba sobre un nopal, pero al verlos se asustó y emprendió el vuelo hasta otro cerro, ya todos entusiasmados porque por fin la habían localizado, corrían a través de la sierra cubierta de pinos y al llegar a otra cumbre volvieron a divisar el águila, pero ésta dio un salto y se les perdió (llamaron a ese lugar el salto del águila). Para algunos de los abuelos ese lugar les pareció perfecto y decidieron detenerse cerca de ahí (hoy las Adjuntas), los demás siguieron hacia el sur. Cuando llevaban más avanzado el camino, volvieron a ver el águila (hoy por San José de Castellanos), pero el águila siguió de largo (ahí le pusieron el paso del águila) y el resto de la tribu siguió el camino tras el ave. (hasta lo que hoy conocemos como la Tenochtitlán o Ciudad de México). Maxcorro, aún se veía sentado a los pies de su tata, contemplándolo, sin perder detalle de la narración. El abuelo continúo —como puedes ver el águila es un animal para nosotros sagrado, ya que lo consideramos como un espíritu de consejo, sabiduría y fortaleza, cuando sientas que aletee en tu pensamiento, déjate guiar y realiza las acciones sin temor alguno ya que todo te saldrá bien—. Maxcorro, ante estos consejos, dejó siempre que su interior le indicara lo mejor, con esa convicción creció y por eso sin temor, aceptó ser el guia en esos momentos y ahora reconocía la grandeza y sabiduría del águila y su abuelo. "Tan audaz era el águila que se retrato en el dinero"
EXTRACTO DEL LIBRO “V O C E S D E L S E M I D E S I E R T O” R E A L D E P I N O S,
D.A. S I L V I A M A R G A R I T A V A Z Q U E Z T O R R E S
D.R. P A C M Y C 2008.
C DERECHOS RESERVADOS PROGRAMA DE APOYO A LAS CULTURAS MUNICIPALES Y COMUNITARIAS 2008.
EN NINGUN MOMENTO SE PRETENDE VIOLAR LAS LEYES DE DERECHO DE AUTOR. SIN FINES DE LUCRO. FIN MERAMENTE CULTURAL.
Después de visitar, los escondrijos que había en el Gran Tunal y designarles a cada uno de los huachichiles, cuevas, túneles y grutas, todos se fueron a dormir, sólo Maxcorro, sentado bajo los rayos de la luna, reflexionaba acerca de todos los acontecimientos y responsabilidades vividos en unas cuantas horas. Ahora pesaba sobre su espalda una misión, la cual nunca imaginó: el suplir a su abuelo. Eso lo volvió un elegido y en su mente aún resonaban las palabras que le dirigiera su tata: —Maxcorro hoy tengo que estar en el centro ceremonial mayor, pero no me siento bien de salud, por eso quiero que ocupes mi lugar, quiero que todos los acuerdos que se tomen por el Gran Jefe, tú deberás aceptarlos, aún si se pide tu vida, ofréndala—. Precisamente por eso, Maxcorro se propuso desde un principio cuidar de los secretos y ser enterrado vivo, mas sin embargo otras fueron las decisiones y ahora debía cumplirlas, junto con los demás caudillos y ya no había marcha atrás. Sus recuerdos de niñez, pasaron por su mente, su abuelo fue el eje central en su vida, su guía y su fortaleza ya que desde que contaba con sólo seis meses de nacido su padre murió. De ahí en adelante Caucan o sea su tata se responsabilizó de las enseñanzas de la cacería y los buenos consejos, que fueron formando su espíritu. Recordaba cuando por las noches el Caucan Yastanaqui le contaba las historias de sus abuelos y una de ellas fue de cómo llegaron al Tunal. Los ancestros habían llegado buscando el lugar ideal para vivir, pero no debía ser cualquier parte, sino que debían obedecer a las predicciones hechas muchos años antes, siendo: "Donde encuentren un águila parada sobre un nopal y esté devorando una serpiente, ese será el lugar elegido". Así de esa manera vivían errantes, buscando la señal; cuando ello iban llegando al Tunal (hoy municipio de Pinos), vieron un gran águila y estaba sobre un nopal, pero al verlos se asustó y emprendió el vuelo hasta otro cerro, ya todos entusiasmados porque por fin la habían localizado, corrían a través de la sierra cubierta de pinos y al llegar a otra cumbre volvieron a divisar el águila, pero ésta dio un salto y se les perdió (llamaron a ese lugar el salto del águila). Para algunos de los abuelos ese lugar les pareció perfecto y decidieron detenerse cerca de ahí (hoy las Adjuntas), los demás siguieron hacia el sur. Cuando llevaban más avanzado el camino, volvieron a ver el águila (hoy por San José de Castellanos), pero el águila siguió de largo (ahí le pusieron el paso del águila) y el resto de la tribu siguió el camino tras el ave. (hasta lo que hoy conocemos como la Tenochtitlán o Ciudad de México). Maxcorro, aún se veía sentado a los pies de su tata, contemplándolo, sin perder detalle de la narración. El abuelo continúo —como puedes ver el águila es un animal para nosotros sagrado, ya que lo consideramos como un espíritu de consejo, sabiduría y fortaleza, cuando sientas que aletee en tu pensamiento, déjate guiar y realiza las acciones sin temor alguno ya que todo te saldrá bien—. Maxcorro, ante estos consejos, dejó siempre que su interior le indicara lo mejor, con esa convicción creció y por eso sin temor, aceptó ser el guia en esos momentos y ahora reconocía la grandeza y sabiduría del águila y su abuelo. "Tan audaz era el águila que se retrato en el dinero"
EXTRACTO DEL LIBRO “V O C E S D E L S E M I D E S I E R T O” R E A L D E P I N O S,
D.A. S I L V I A M A R G A R I T A V A Z Q U E Z T O R R E S
D.R. P A C M Y C 2008.
C DERECHOS RESERVADOS PROGRAMA DE APOYO A LAS CULTURAS MUNICIPALES Y COMUNITARIAS 2008.
EN NINGUN MOMENTO SE PRETENDE VIOLAR LAS LEYES DE DERECHO DE AUTOR. SIN FINES DE LUCRO. FIN MERAMENTE CULTURAL.
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