- Pedro CantúAdmin
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Icamole y Rinconada: desafían al tiempo.
Jue 27 Mar 2008, 1:32 pm
Icamole y Rinconada: desafían al tiempo
Por Lorenzo Encinas
Pese a ser lugares donde cada rincón tiene su historia, el efecto del paso de los años parece no perdonar a Icamole y Rinconada, que por sí solos encierran infinidad de leyendas, relatos que forman parte de la memoria de García, Nuevo León. En ambos lugares el tiempo parece haberse detenido y el peso de los años y de la modernidad poco a poco va acabando con las vetustas edificaciones, que pese al deterioro no dejan de maravillar al visitante.
Tanto la Hacienda de Icamole y Rinconada se ubican a pocos kilómetros de la ciudad, son esos sitios típicos del desierto, donde las construcciones están hechas de adobe y sirvieron como auténticas fortalezas durante los periodos de agitación, como lo fueron la intervención francesa y la Revolución. En este sentido, ambos lugares son museos de sitio que se conservan, pese al olvido de las autoridades, como referentes del pasado en esta zona del estado.
Transitar por las calles y callejones de las antiguas haciendas de alguna manera transporta al paseante al pasado, de hecho las viejas construcciones de hace más de 200 años, utilizando adobe, carrizo, sillares no dejan de sorprender a la gente por su resistencia al tiempo y a los elementos.
Contrario ha como pasa en Monterrey, son las viejas haciendas que literalmente fueron tragadas por la modernidad del trazo urbano, tanto Icamole y Rinconada sufren por otros motivos. La lejanía y el aislamiento son algunos de los factores que influyen en las condiciones en que se encuentran las antiguas construcciones, que en combinación de estado de abandono están condenadas a sufrir por los achaques propios de su edad.
Durante un recorrido por la Hacienda de Rinconada, el silencio es roto por el ruido de las hojas de los árboles movidas por el viento. “Aquí está solo, nadie viene, la construcción está muy olvidada y da pena que un lugar tan bonito este así de olvidado. Pudiendo ser un sitio turístico no lo es, y lo malo es que al paso del tiempo se destruye más y más y la gente ya ni lo toma en cuenta”, dijo doña María de los Ángeles Martínez, habitante del poblado conocido como Casa Blanca, ubicado por la Carretera a Saltillo.
En la Hacienda Rinconada el tiempo no perdona nada, hasta el sillar con el que la construyeron se está cayendo a pedazos, como si los elementos le cobraran una cuota por permitirle sobrevivir en medio de esas condiciones extremas. “La antigua Hacienda de Rinconada fue muy importante y como construcción aportó un estilo diferente, ya que fue diseñada con motivos arabescos mucho muy diferentes a la construcción vernácula”, sostuvo el pintor radicado en García, Luis Alférez. Unas flores apostadas sobre el camino le pone un poco de color al panorama árido que reina en este rincón de García.
En esta comunidad nuevoleonesa está localizada a 40 kilómetros de la ciudad de Monterrey, sus habitantes se ganan la vida principalmente de la siembra del ajo y las flores. Pese a lo aislado, la huella depredadora ya llegó al lugar: “Rinconada está muy cerca de la carretera y viene mucho joven a rayar las paredes”, comento Alférez. La bonanza del poblado se dio durante el auge del ferrocarril como medio de transporte. Hoy, la temible Mara Salvatrucha transita cotidianamente por este lugar en su ruta hacia Estados Unidos y de vez en cuando le piden un “taco” a los lugareños.
Pasado y presente
Desafiando al tiempo, el poblado de Icamole goza de una enorme popularidad, ya que a éste acuden infinidad de personas, algunos para practicar deportes extremos; otros van a ser sanados de algún mal; otros en cambio asisten al lugar en busca de experiencias paranormales, ya sea con espíritus o seres extraterrestres. El caso es que Icamole es uno esos lugares mágicos, que invitan a la gente a visitarlo. Al llegar al poblado, ubicado a 20 kilómetros de la cabecera de García, una acequia de agua bordea en camino y siguiendo hacia el casco de la hacienda, la sombra de los arboles centenarios dotan al sitio de un toque especial.
Luego de la Revolución, el poblado entró en una etapa de esplendor, incluso llego a ser un importante centro agrícola donde se llegaba a producir fríjol, maíz y cebada, hecho que lo convirtió en una área de oportunidad que atraía a cientos de personas que llegaban en busca de un mejor futuro. En el momento de mayor auge, en Icamole habitaron un poco más de mil 200 personas, cifra muy alejada de la población actual que no llega apenas de las 200 que actualmente radican.
Un factor preponderante que mucho tuvo que ver para que Icamole fuera importante sin lugar a dudas fue el ferrocarril, ya que al pasar tan cerca lo conectaba con otras ciudades del norte del país, lo que permitía intercambio de mercancías con infinidad de poblados por donde circulaba el ferrocarril.
El auge y la bonanza se vino abajo cuando la cebada, grano requerido en la elaboración de cerveza, ya no fue comprado por la Cervecería Monterrey, lo que dejó al pueblo casi en ruinas. La situación de abandono de Icamole afectó a la hacienda lo que la mantuvo por algunas décadas completamente en ruinas, pero fue hacia principios de los años noventa que fue rescatada por Luis Alférez, pintor que ha trabajado por lograr que este lugar vuelva a tener su gloria original.
La otra historia
La soledad y el aislamiento de Icamole y Rinconada seguramente los convierte en sitios donde los recuerdos mueren del mismo modo que sus habitantes. De hecho, sin temor a equivocarnos, son contados los rincones de nuestro estado que tienen un legado como el que se puede encontrar en García.
Poca gente sabe que, en Rinconada, Benito Juárez estuvo a punto de caer abatido en manos del enemigo. Y que decir del episodio conocido como “El Llorón de Icamole”, que fue protagonizado nada más y nada menos que por Porfirio Díaz. Se cuenta que luego de una batalla registrada el 20 de mayo de 1876, entre las tropas comandadas por Díaz en contra de los generales Quiroga y Juan N. Guerra. Luego de una contundente derrota, Porfirio Díaz, antes de la retirada se puso a llorar de impotencia y pena bajo un árbol.
Tras ese doloroso capitulo, al general que a la postre sería jefe de la nación se le conoció con el mote de “El Llorón de Icamole”. En plena Revolución Mexicana, fuerzas de la División del Norte, al mando de Francisco Villa, ocuparon la hacienda en cortos periodos de tiempo mientras realizaban incursiones en la zona. De acuerdo con la leyenda, en esta región hay un gran escondite con oro y joyas que el ejército de Villa ahí dejó olvidado, jurando regresar por él algún día.
Cada 20 de noviembre, diversos grupos religiosos se congregan en la anacahuita, en donde danzan, rezan, llevan comida y bebida a las almas de los difuntos. Dentro, la anacahuita, luce una pintura del general Francisco Villa, mientras la tumba de Roberto Cisneros descansa entre papeles de colores, comida, cervezas, tequila y frutas.
Postales de Rinconada
Click para ampliar imagen. Foto: Lorenzo Encinas
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Postales de Icamole
Por Lorenzo Encinas
Pese a ser lugares donde cada rincón tiene su historia, el efecto del paso de los años parece no perdonar a Icamole y Rinconada, que por sí solos encierran infinidad de leyendas, relatos que forman parte de la memoria de García, Nuevo León. En ambos lugares el tiempo parece haberse detenido y el peso de los años y de la modernidad poco a poco va acabando con las vetustas edificaciones, que pese al deterioro no dejan de maravillar al visitante.
Tanto la Hacienda de Icamole y Rinconada se ubican a pocos kilómetros de la ciudad, son esos sitios típicos del desierto, donde las construcciones están hechas de adobe y sirvieron como auténticas fortalezas durante los periodos de agitación, como lo fueron la intervención francesa y la Revolución. En este sentido, ambos lugares son museos de sitio que se conservan, pese al olvido de las autoridades, como referentes del pasado en esta zona del estado.
Transitar por las calles y callejones de las antiguas haciendas de alguna manera transporta al paseante al pasado, de hecho las viejas construcciones de hace más de 200 años, utilizando adobe, carrizo, sillares no dejan de sorprender a la gente por su resistencia al tiempo y a los elementos.
Contrario ha como pasa en Monterrey, son las viejas haciendas que literalmente fueron tragadas por la modernidad del trazo urbano, tanto Icamole y Rinconada sufren por otros motivos. La lejanía y el aislamiento son algunos de los factores que influyen en las condiciones en que se encuentran las antiguas construcciones, que en combinación de estado de abandono están condenadas a sufrir por los achaques propios de su edad.
Durante un recorrido por la Hacienda de Rinconada, el silencio es roto por el ruido de las hojas de los árboles movidas por el viento. “Aquí está solo, nadie viene, la construcción está muy olvidada y da pena que un lugar tan bonito este así de olvidado. Pudiendo ser un sitio turístico no lo es, y lo malo es que al paso del tiempo se destruye más y más y la gente ya ni lo toma en cuenta”, dijo doña María de los Ángeles Martínez, habitante del poblado conocido como Casa Blanca, ubicado por la Carretera a Saltillo.
En la Hacienda Rinconada el tiempo no perdona nada, hasta el sillar con el que la construyeron se está cayendo a pedazos, como si los elementos le cobraran una cuota por permitirle sobrevivir en medio de esas condiciones extremas. “La antigua Hacienda de Rinconada fue muy importante y como construcción aportó un estilo diferente, ya que fue diseñada con motivos arabescos mucho muy diferentes a la construcción vernácula”, sostuvo el pintor radicado en García, Luis Alférez. Unas flores apostadas sobre el camino le pone un poco de color al panorama árido que reina en este rincón de García.
En esta comunidad nuevoleonesa está localizada a 40 kilómetros de la ciudad de Monterrey, sus habitantes se ganan la vida principalmente de la siembra del ajo y las flores. Pese a lo aislado, la huella depredadora ya llegó al lugar: “Rinconada está muy cerca de la carretera y viene mucho joven a rayar las paredes”, comento Alférez. La bonanza del poblado se dio durante el auge del ferrocarril como medio de transporte. Hoy, la temible Mara Salvatrucha transita cotidianamente por este lugar en su ruta hacia Estados Unidos y de vez en cuando le piden un “taco” a los lugareños.
Pasado y presente
Desafiando al tiempo, el poblado de Icamole goza de una enorme popularidad, ya que a éste acuden infinidad de personas, algunos para practicar deportes extremos; otros van a ser sanados de algún mal; otros en cambio asisten al lugar en busca de experiencias paranormales, ya sea con espíritus o seres extraterrestres. El caso es que Icamole es uno esos lugares mágicos, que invitan a la gente a visitarlo. Al llegar al poblado, ubicado a 20 kilómetros de la cabecera de García, una acequia de agua bordea en camino y siguiendo hacia el casco de la hacienda, la sombra de los arboles centenarios dotan al sitio de un toque especial.
Luego de la Revolución, el poblado entró en una etapa de esplendor, incluso llego a ser un importante centro agrícola donde se llegaba a producir fríjol, maíz y cebada, hecho que lo convirtió en una área de oportunidad que atraía a cientos de personas que llegaban en busca de un mejor futuro. En el momento de mayor auge, en Icamole habitaron un poco más de mil 200 personas, cifra muy alejada de la población actual que no llega apenas de las 200 que actualmente radican.
Un factor preponderante que mucho tuvo que ver para que Icamole fuera importante sin lugar a dudas fue el ferrocarril, ya que al pasar tan cerca lo conectaba con otras ciudades del norte del país, lo que permitía intercambio de mercancías con infinidad de poblados por donde circulaba el ferrocarril.
El auge y la bonanza se vino abajo cuando la cebada, grano requerido en la elaboración de cerveza, ya no fue comprado por la Cervecería Monterrey, lo que dejó al pueblo casi en ruinas. La situación de abandono de Icamole afectó a la hacienda lo que la mantuvo por algunas décadas completamente en ruinas, pero fue hacia principios de los años noventa que fue rescatada por Luis Alférez, pintor que ha trabajado por lograr que este lugar vuelva a tener su gloria original.
La otra historia
La soledad y el aislamiento de Icamole y Rinconada seguramente los convierte en sitios donde los recuerdos mueren del mismo modo que sus habitantes. De hecho, sin temor a equivocarnos, son contados los rincones de nuestro estado que tienen un legado como el que se puede encontrar en García.
Poca gente sabe que, en Rinconada, Benito Juárez estuvo a punto de caer abatido en manos del enemigo. Y que decir del episodio conocido como “El Llorón de Icamole”, que fue protagonizado nada más y nada menos que por Porfirio Díaz. Se cuenta que luego de una batalla registrada el 20 de mayo de 1876, entre las tropas comandadas por Díaz en contra de los generales Quiroga y Juan N. Guerra. Luego de una contundente derrota, Porfirio Díaz, antes de la retirada se puso a llorar de impotencia y pena bajo un árbol.
Tras ese doloroso capitulo, al general que a la postre sería jefe de la nación se le conoció con el mote de “El Llorón de Icamole”. En plena Revolución Mexicana, fuerzas de la División del Norte, al mando de Francisco Villa, ocuparon la hacienda en cortos periodos de tiempo mientras realizaban incursiones en la zona. De acuerdo con la leyenda, en esta región hay un gran escondite con oro y joyas que el ejército de Villa ahí dejó olvidado, jurando regresar por él algún día.
Cada 20 de noviembre, diversos grupos religiosos se congregan en la anacahuita, en donde danzan, rezan, llevan comida y bebida a las almas de los difuntos. Dentro, la anacahuita, luce una pintura del general Francisco Villa, mientras la tumba de Roberto Cisneros descansa entre papeles de colores, comida, cervezas, tequila y frutas.
Postales de Rinconada
Click para ampliar imagen. Foto: Lorenzo Encinas
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Postales de Icamole
- juan castro arizpeVoz de la Experiencia
- Cantidad de envíos : 144
Edad : 52
Localización : monterrey
Frase Célebre : FE TERQUEDAD Y DETERMINACION
Fecha de inscripción : 28/05/2012
Puntos : 4560
Re: Icamole y Rinconada: desafían al tiempo.
Dom 17 Mar 2013, 7:06 pm
salu222 hermanos cuando encontre este bonito foro por azares del destino me gusto tanto que compre mi detector y a donde corri primero fue a icamole no les miento pero me atrapo su belleza su historia su gente buena.......ahora no le fallo cada domingo o jueves siempre voy y no me vengo con las manos vacias siempre encuentro reliquias o una moneda o de vez en cuando una bala de cañon.. animense y jalenle para icamole les va a gustar.............les deseo salud suerte y muchas bediciones.....
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